Pues ya he terminado este libro, el que la verdad me ha gustado por su contenido en filosofía ligera y a la vez análisis del mito griego del Vellocino de Oro.
sin embargo diré en su contra que te deja a medias. Andrea Marcolongo es una filóloga y la verdad es que se empeña en recordarnos todo el rato lo que le gusta la naturaleza de las palabras, llegar a ver como desgrana palabras como Hijo, Muerte, Meta... y ver como han cambiado y el uso muchas veces casi antagónico que hacemos de ellas, pues es divertido, pero no es para mí.
Porque si luego sumamos sus reflexiones que se quedan en conjeturas de experiencias propias sobre espacios comunes de la convivencia humana... pues se queda light en comparación con gente como Mark Fisher.
Peor el problema creo que no es tanto suyo como mío, me acerqué al libro buscando algo más profundo o pesado, más cercano a los ensayos de Harmut Rosa o cualquier otro filósofo de vanguardia, esta no lo es, pero es un buena filóloga y la mar de interesante siempre uy cuando te guste profundizar en esas cosas.
Nos leemos.
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