Capítulo 1º: Dejando
el Hogar
Zar´Krit
el Rojo (llamado así por el color de su pelaje) estaba furioso, tras haber sido
convocado por el Consejo de los Trece aun no podía creerse que lo enviasen
lejos de Plagaskaven y de su ingenioso plan para destruir la ciudad de Nuln.
Llevaba meses planeando cada detalle, minucioso como el mas astuto de los
Skavens había ideado el plan definitivo que permitiera erradicar a las
cosas-humanas de la ciudad de Nuln. Su plan maestro que consistía en cavar
cientos de túneles bajo la ciudad para después llenarlos de explosivos y a
continuación detonarlos, era del todo infalible. No podía fallar, la ciudad se
hundiría bajo su propio peso y todos esos inútiles humanos morirían en el acto
y los que no lo hicieran se convertirían en sus esclavos. Su plan estaba a
prueba de fallos y nada podría dejarle sin su gran hazaña, o eso pensaba, pero
ahora que el gran Consejo de los Señores de la Descomposición lo había
convocado para darle nuevas órdenes, su destino se esfumaba.
Tras
azotar a decenas de esclavos para aplacar su furia era del todo incapaz de
creer en su mala suerte, tal vez algún otro caudillo temeroso de su gran poder
lo había saboteado con sus politiqueos, tal vez aquel Vidente Gris que dejo
morir sepultado en sus pruebas para hundir los túneles bajo Nuln le había
lanzado antes una maldición, tal vez… Daba lo mismo, frustrado y de un humor
que se tornaba más oscuro cada segundo que pasaba se dirigió hacia las
madrigueras, donde se concentraban sus fieles tropas (se había ganado
nuevamente su fidelidad tras mandar asesinar a los jefes de escuadra hace
apenas un par de días).
Los
planes del consejo de los Trece eran del todo imprecisos, tenía que abandonar
la capital Skaven a toda prisa para dirigirse a las Montañas Grises y tomar una
posición de gran interés cuyo valor real no le había sido revelado. Allí
entraría en contacto con un ingeniero del clan Skryre que se uniría a su manada
y le daría mas detalles de la operación. En otras circunstancias habría
considerado un gran honor que le confiasen tal misión, pero no ahora que estaba
tan cerca de convertirse en el más grande skaven de todos los tiempos tras
hacer caer al fin la ciudad de Nuln.
Nuevamente
su mente volvía a evocar aquella descomunal ciudad hundiéndose bajo sus cimientos
en un gigantesco cráter, cientos, no… miles de esclavos estarían bajo su poder
y podría optar a tener un sillón en el Consejo… Furioso, mas aun si cabe,
continuó azotando a sus esclavos que chillaban con voces agudas y lastimeras
durante unos minutos mas.
Por
lo que Zar´Krit sabía, el control de las Montañas Grises hace ya mucho que
pertenecía a los Skavens tras expulsar a las cosas-enanas de allí casi en su
totalidad, grandes tesoros habían sido descubiertos y encumbraron al Clan Mors
a la cima del poder en la sociedad Skaven. Si tan importante era el encargo que
le habían hecho, era lo más sensato poner al frente de la operación a algún
astuto general del Clan Mors, que conocería mejor que nadie aquellos
intrincados túneles y catacumbas. Por desgracia en Consejo de los Trece no le
había dejado lugar a la réplica y habían sido tajantes con los plazos, debían
salir de inmediato y sin demora hacia su nuevo destino.
Tras
examinar concienzudamente a sus tropas (acto que consiste en anotar aquellos
skavens que lo miran mal para después mandarlos asesinar, no sea que pretendan
usurparle el puesto) sonrió por primera vez en muchas horas. Sus regimientos de
mayor confianza de Guerreros de Clan se erguían orgullosos ante él con sus
armas bien afiladas, las Ratas Ogro que tanto sacrificios habían supuesto para
sus arcas rugían feroces y hambrientas en el fondo de la madriguera, mientras
sus cuidadores intentaban evitar que devorasen aun mas esclavos.
Dentro
de muy poco sus valientes tropas (lo suficiente según el canon de valor skaven)
aplastarían y devorarían a las cosas-enanas que intentasen interponerse en su
camino y, quien sabe, quizá alguno de esos magníficos tesoros ocultos acabasen
en sus garras para engrandecer aun mas su nombre.
Con
una señal de su temible arma, grabada con toda suerte de blasfemas
inscripciones, sus tropas se pusieron en marcha y avanzaron a la carrera por
los túneles subterráneos que comunican Plagaskaven con las Montañas Grises, en
un par de días habrían llegado a su objetivo revelando así el destino que les
aguarda…
Continuará…
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